Tome tres medidas del agente secreto creado por Ian Fleming, una de Bruce Wayne, media medida de Tony Stark. Sacuda la mezcla muy bien hasta que esté fría como el hielo, y sírvala con una filigrana de limón. Skyfall es mucho más que la película número 23 de la saga James Bond. Es LA película de James Bond. Literalmente. Bien es cierto que esta nueva entrega de 007 camina por la senda marcada por sus predecesoras, pero posee algo a lo que muchas de ellas ni siquiera aspiraban. Estamos ante un clásico. En esta entrega, el espectador no se encuentra sólo ante un ejercicio de entretenimiento, sino ante la película más elaborada que se hubiera producido nunca antes en la franquicia. Precisamente ahora que ésta cumple 50 años. Todo en ella es redondo. Desde el guion firmado a tres manos por Neal Purvis, Robert Wade y John Logan (especialmente la aportación de este último) a la fotografía de Roger Deakins (habitual de los hermanos Coen), pasando por la banda sonora de Thomas Newman (que sigue en estado de gracia), la magistral dirección de Sam Mendes (haciendo propio un encargo) y, como no, el reparto. A estas alturas nadie va a descubrir a Judi Dench o a Ralph Fiennes, pero es de agradecer la composición que hace Daniel Craig de un atormentado Bond y, sobre todo, la soberbia actuación de su antagonista, Javier Bardem. Cine con mayúsculas a lo largo de los 143 minutos de metraje.
Skyfall posee una de las mejores secuencias de presentación de la saga, unos créditos elegantes, un tema principal a cargo de Adele que no desmerece… Pero es el propio corsé de la franquicia el que le impide crecer más argumentalmente. Es la necesidad de estirar el chicle lo que no permite ese último giro de tuerca que implora este nuevo Bond. Corre la saga, además, el riesgo de adentrarse en un callejón sin salida. Está elevando tanto el listón en esta última etapa que va a ser difícil que una vez que expire el contrato de Daniel Craig -con la franquicia, no con el MI6- se pierda el interés por las aventuras del agente con licencia para matar.
Muchas ganas de verla, me he leído tu crítica antes de ello-oye y me ha motivado aún más… ¿Es mejor que Casino Royale? ¡Casino Royale era mucha tela! (Muchas ganas de comprobar si esa opening scene es tan grande).
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Hacía mucho que no me gustaba tanto una peli de Bond. No digo más 🙂
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La vi hace semanas, antes de embarcarme en una misión suicida en la que me he embarcado… No sé si es la mejor peli de Bond ever, pero desde luego es la que más he gozado en cine. Una maravilla. Ojalá pudiera verla otra vez.
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ha estado muy bien, la mezcla del coctel y la mención a los artesanos de la película, todos se lo han tomado en serio intentando no solo hacer un buen capitulo de Bond sino una buena película
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Muchas gracias por tu comentario. Me alegra que te haya gustado. Un saludo.
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