Aquí llega un nuevo ejemplo más de la falta de ingenio imperante en la industria cinematográfica. Por si fuera poco la pléyade de remakes, reboots, sagas, continuaciones, etc. que inundan las pantallas de las salas de cine temporada tras temporada. El último capricho de la insaciable máquina de hacer dinero es esta más que notable adaptación del musical Los Miserables. Una inmejorable ocasión para cualquiera que no tuviera ni el tiempo ni el dinero de poder disfrutarlo en un teatro en los últimos 30 años (se estrenó en París en septiembre de 1980) en sus diferentes versiones. Ésta que ahora nos llega de la mano del oscarizado director Tom Hooper (El discurso del rey) es una magnífica oportunidad de disfrutar de unas muy buenas interpretaciones (Hugh Jackman, Anne Hathaway, Eddie Redmayne, Samantha Barks), de otras no tan buenas (Amanda Seyfried, Helena Bonham Carter, Sacha Baron Cohen) y alguna lamentable (Russell Crowe). Porque, amén de los méritos actorales que se suponen a los intérpretes de este tipo de producciones, hay que saber cantar. O al menos entonar. Algo que bordan tanto Jackman -de Oscar, si no fuera por Lincoln- como Hathaway -de Oscar, seguro- en sus papeles, pero que no lo hacen tanto el resto de compañeros de ¿película?
Porque la duda que a uno le queda después de casi tres horas de mastodóntico despliegue de decorados, extras y efectos visuales es si no se podría haber cuidado algo más el casting, apostando por actores capaces de cantar e interpretar a la vez. Otra duda que surge una vez que uno se deja atrapar por el exaltado espíritu revolucionario de la turba con escarapelas en las solapas es que no hemos aprendido nada en estos últimos 200 años. Pero eso es otra historia.
Creo que en este caso, más que falta de imaginación de Hollywood (que la hay, y grave) es el empeño personal de Cameron Mackintosh por llever al cine todas (o al menos las más importantes) sus producciones musicales, que no han sido pocas. De hecho, creo que su próximo empeño es la versión cinematográfica de «Miss Saigon», también de Boublil y Schönberg para la cual andan ya buscando director e intérpretes. Comparto tu opinión, creo que es exigible cantar un poco mejor a casi todos (Jackman incluido) y el casting podría haber sido un poco más exigente. Russell Crowe da el papel de Javert, pero si no canta, no canta, lo que no se puede hacer es bajar unas canciones muy exigentes a una tesitura a la que cualquiera las cantaríamos en la ducha, porque las canciones no fueron escritas para esa tesitura. Habría que haber buscado otro actor aunque no tuviera tanto tirón.
Con estos peros, a mí la película me gustó mucho (y soy un enamorado del musical que me sé casi de memoria) y me parece una valiente apuesta por parte de Tom Hooper haberle dado un enfoque muy cinematográfico y el hecho de hacerles cantar en directo (aunque eso también vaya en perjuicio de las voces, claro, en estudio todo el mundo canta mejor).
Y es cierto Roberto, en doscientos años no hemos aprendido nada. Y lo que te rondaré morena.
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