Bill Callahan – Gira Dream River

Bill Callahan

Bill CallahanSerena melancolía. El clásico cuarteto sobre el escenario. Al fondo una pantalla proyecta imágenes de un río imaginario. El sueño que discurre junto a las vidas de los durmientes. En ocasiones mientras se forman nubes de algodón. Alguien pide una cerveza en un bar cualquiera. Una noche cualquiera. Rodeado por cualquieras. Y da las gracias. Los extraños le hacen compañía mientras trata de no pensar en la aterradora calma que transmite el sueño del ser amado. Y huye de esa soledad. Sólo, tembloroso. Como una jabalina ingrávida que se resiste a aterrizar. Bill Callahan (Silver Spring, Maryland, 1966) es capaz de transportar al espectador de sus directos hasta el lugar del que parten sus canciones. En ocasiones, también hasta allí donde van a morir. Ese océano inabarcable en el que confluyen la efímera alegría con la infinita tristeza. Canciones que son declaraciones de (des)amor. Tormentas solares que centellean al otro lado del mundo. En la oscuridad de la noche.

Apoyado en un montaje audiovisual que en ocasiones recordaba a Buñuel, el cuarteto arrancó su primer concierto de la gira ibérica de presentación de ‘Dream River’ con las primeras cuatro canciones que componen el álbum, de The Sing a Spring. Interpretadas en el mismo orden y con similar intensidad. En esta suerte de ‘cara A’ del concierto, en ningún momento se echó de menos la flauta que impregna la agridulce atmósfera de dicho álbum. Mérito de sus inseparables escuderos: Matt Kinsey a la guitarra, Jamie Zuverza al bajo y Adam Jones a la percusión. Impecable el sonido. El segundo tercio de la actuación, en un casi -lástima del casi- lleno Teatro Cervantes, de Valladolid estuvo compuesto por una acertada revisión de clásicos de Callahan/Smog. El reverencial silencio que acompañó la primera media hora del concierto comenzó a resquebrajarse a medida que sonaban los primeros acordes de Too Many Birds, America! y Dress Sexy At My Funeral. Con Ride My Arrow el cuarteto encaró el tramo final repleto de virtuosismo y saber estar encima de un escenario. Tremendo acierto, otro más, del Colectivo Laika, que mantiene el listón musical vallisoletano. Lástima que no se den las condiciones necesarias -de nuevo- para que todo lo que rodea a este tipo de propuestas esté a la altura. Memorable noche que presagia lo que a  buen seguro será un exitoso paso del norteamericano por nuestra península y que parece asentarse como apuesta segura de calidad a orillas del Pisuerga.

El preámbulo, con un coro de anillas de latas de cerveza al abrirse de fondo, corrió a cargo de Haley Fohr (aka Circuit Des Yeux). Apenas media docena de canciones  en las que se mezclaron claras influencias de Antony, Diamanda Galás y Ani DiFranco y que le sirvió a la de Chicago para ahorrarse otra sesión de psicoanalista. Sin embargo, al terminar el recital, otros muchos seguíamos temblando. Como una jabalina que se resiste a aterrizar.

Setlist (gracias a Colectivo Laika)
The Sing
Javelin Unlanding
Small Plane
Spring
Too Many Birds
One Fine Morning
America!
Dress Sexy At My Funeral
Ride My Arrow
Please, Send Me Someone To Love
Seagull
Drover
Winter Road

Bill Callahan – Teatro Cervantes (Valladolid) 21/02/14 Tres cuartos de entrada.

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