El inefable Glen Hansard

Glen Hansard - This Wild Willing Tour

Si fuera posible añadir un nuevo logro al extenso currículo de Glen Hansard, el pelirrojo irlandés capaz de incendiar un auditorio con su garganta, este sería el de dejarnos sin palabras con la primera canción de su repertorio. Y cuando hablamos de un concierto que se prolongó durante casi dos horas y media, esto es mucho decir. Inefable. Esta es la palabra que apenas alcanza a definir lo inexplicable. Porque para raspar al menos la costra de lo que nos disponemos a relatar había que estar allí. Viernes, 1 de noviembre, Pazo da Cultura, de Pontevedra. Segundo concierto de la gira española del This Wild Willing Tour. Una oda a esa voluntad salvaje e inquebrantable que impulsa la carrera del dublinés y que nos lo devuelve acompañado de una lujosa banda rayana en la perfección. Así lo certifican los primeros cinco minutos de show. Basta con que suene Fool’s Game para que nos sepulte una ola inabarcable de sonido capaz de enmudecer el grito desgarrado del propio cantante. Una marea viva constante que nos amarra a la butaca sin capacidad de reacción.

Glen Hansard - This Wild Willing Tour

Uno, aún en shock, tan solo acierta a aplaudir hasta que las palmas queman, pero ni siquiera eso es suficiente. El torbellino de emociones en el que Hansard y los suyos es capaz de sumergirnos comienza a expandirse en nuestro interior decidido a devorarnos. La base rítmica que forman Earl Harvin, a la batería; y Joseph Doyle, al bajo pasa del taladro percutor —dos pares de baquetas astilladas lo demuestran— al arrullo, al tiempo que ese muro de sonido que conforman las guitarras del propio Hansard junto a Javier Mas y Rob Bochnick nos vapulea sin compasión alguna. El deleite lo completan Romy, a los teclados y voces; Coline Rigot, al violín; y Michael Buckley, a los vientos y mellotron. Un océano sonoro repleto de matices, que sabe jugar con las intensidades y los cambios de ritmo a su antojo. No queda otra que abandonarse a esa dulce deriva mecidos por el candor que destilan los músicos que conectan entre sí sobre un escenario. Esa magia que hace que parezca que tocan abrazados unos a otros. Y a nosotros. Que somos uno en este vaivén musical que nos sacude de nuevo cuando el piano de Romy anuncia When Your Mind’s Made Up. Ya todo un clásico. Como romperse en mil pedazos escuchándolo. Vibrando en la misma frecuencia que los músicos que la interpretan, entregados a esa rabia que nos haría estallar la cabeza. Y Glen vuelve a gritar. Y un escalofrío nos recorre la columna hasta erizarnos las uñas de los pies. Y nos rompemos las manos aplaudiendo. Lloramos y reímos sin saber por qué. Porque esta es la esencia de lo inefable.

Glen Hansard - This Wild Willing Tour

El regreso de Hansard a Galicia, dos años después de su última visita, estuvo plagado de guiños y confidencias. Tan cercano como acostumbra, el intérprete explicó el porqué de su paso la víspera por el Museo do Mar. Emotiva manera de cerrar el círculo —y el duelo— tras aquel Camino de Santiago marítimo que emprendieron cuatro irlandeses en 2014 y que supuso la pérdida de su amigo, el poeta Danny Sheehy, cuando el bote de los peregrinos volcó en Foz do Minho. Al relato de vida y muerte, que sirve de inspiración para la soberbia Leave a Light, le acompañaron otros durante la noche. La reveladora anécdota relacionada con el último concierto en el que vio a Bob Dylan, que inspiró The Closing Door y que, como Hansard reconoció, ahora le recuerda a las palabras de la joven activista sueca Greta Thunberg. Y el no menos emocionante homenaje a la memoria de los 39 fallecidos en el interior de un camión en un polígono industrial de Essex, antes de acometer Way Back in the Way Back When. Otro clásico. Con el público coreando junto al irlandés antes de volver a sepultarnos bajo una nueva ola gigante en el tercio final del concierto. Un inevitable final que ninguno de los corazones que latíamos síncronos en ese auditorio pontevedrés queríamos que llegase. Porque en caso de que nada de lo anterior hubiera sido suficiente para conquistar al graderío, Glen también agradecía en gallego, con un dulce «Graciñas» que arrancó más aplausos si cabe.

Xabier Díaz, Pazo da Cultura, de Pontevedra

Así que antes del paro cardiaco hubo tiempo para el rock descarnado y también para los no muertos. Con el samaín de fondo, la banda versionó por primera vez Zombies in the Basement, del guitarrista Rob Bochnik en uno de los momentos más divertidos de la noche. Antes, el zaragozano Javier Mas había dado muestras de su clase con la Fender Jaguar de Hansard, en otro de los contados instantes en los que el público consigue apartar la mirada del magnético cantante y centrarse en los músicos que lo acompañan. Para los bises quedaba la última sorpresa de la noche: la presencia sobre el escenario del músico galego Xabier Díaz (Berrogüetto, Adufeiras de Salitre), quien interpretó un par de temas propios a la pandereta. La pareja de Díaz le telefoneó la noche anterior con un escueto mensaje: «Sal do buraco, que imos cenar con Glen Hansard». Así se fraguó el encuentro que llevó al galego al escenario pontevedrés, donde confirmó que Hansard «es una persona extremadamente normal». Tras el rock and roll enxebre y con el público metido en el bolsillo hubo cambio de planes entre bambalinas. Hansard cambió la prevista Good Life of Song por Gold —la penúltima de una noche de la que se seguirá hablando días— invitando a Díaz a unirse a la formación. Para entonces, el pazo se venía abajo y aquello era una jam session de virtuosos disfrutando de lo que mejor saben hacer. Una fiesta que acabó a ritmo de Bruce Springsteen y Mic Christopher, dos de los referentes de Glen, con músicos y público entregados a esa gozosa comunión que propicia la música y que permanece intacta aunque se apaguen las luces.

Nina Hynes, Pazo da Cultura, de Pontevedra

Apabullante concierto, el vivido en el Pazo da Cultura con ocho músicos sobre un escenario tenuemente iluminado por apenas media docena de focos y sobre el que todos centellearon hasta refulgir. El bolo lo abrió la también irlandesa, aunque afincada en Berlín, Nina Hynes, quien —con la ayuda de Romy y Rob— estrenó algunas de las composiciones que formarán parte de su quinto álbum junto a otros temas conocidos de su repertorio como Unfuck The World y I See A Better Life.

Banda

Javier Mas, guitarra, mandolina. Joseph Doyle, bajo. Rob Bochnick, guitarra, buzuki. Earl Harvin, batería, percusión. Ruth ‘Romy’ O’Mahony-Brady, piano, teclados, voces. Coline Rigot, violín. Michael Buckley, saxo, flauta, mellotron.

Setlist

Fool’s Game.
I’ll Be You, Be Me.
The Moon (The Swell Season).
My Little Ruin.
When Your Mind’s Made Up (The Swell Season).
Bird of Sorrow (piano solo).
Winning Streak.
The Closing Door.
Race to the Bottom.
Didn’t He Ramble.
Leave a Light.
Brother’s Keeper.
Way Back in the Way Back When.
Grace Beneath the Pines (sin micro).
Falling Slowly (The Swell Season).
Lowly Deserter.
Zombies in the Basement (Rob Bochnik).
Her Mercy.
Bises:
Song of Good Hope.
Xota Delira y Amor con amor se paga (Xabier Diaz).
Gold (Interference) con Xabier Díaz.
Dream Baby Dream (Suicide) + HeyDay (Mic Christopher).

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