Heartstopper

★★★★☆

Ojalá haber visto esta serie en mi adolescencia. Estrenada el pasado 22 de abril en Netflix, Heartstopper cuenta la historia de amor de Charlie (Joe Locke) y Nick (Kit Connor), dos compañeros de clase de un colegio inglés masculino. Está compuesta por ocho episodios de media hora cada uno y es la adaptación de un webcómic de Alicia Osman que comenzó a publicarse en 2016 y que todavía se actualiza. Me bebí la serie el día de su estreno, del tirón, y todavía me dura la resaca emocional. Saber que sobre todo la gente joven tendrá esta historia en la que pueda encontrar confort y verse reflejada y crecer con esta representación y aceptación me emociona muchísimo.

Y es que en Heartstopper tenemos a Charlie, un chico gay; a Nick, un chico bisexual; a Elle (Yasmin Finney), una chica transexual; a Tara (Corinna Brown) y Darcy (Kizzy Edgell), dos chicas lesbianas. Pero la diversidad no acaba ahí. También hay personajes asiáticos, negros, gordos, delgadisimos, con acné, guapos, feos, del montón. Es imposible representar a todo el mundo, pero Heartstopper hace un buen trabajo y consigue que te veas reflejado en, al menos, alguno. Además consigue que yo, mujer española de 35 años, me identifique con un chaval inglés de 16, Nick, en su camino de autodescubrimiento. No creía que me pudiese sentir tan identificada con un adolescente, pero… aquí estamos.

A cada persona le conmoverá, llenará, emocionará una escena diferente; a mí me han pasado por encima, como un camión, sobre todo dos: la de la pareja lesbiana en la fiesta y la de Nick contándole a su madre (la mismísima Olivia Colman, a la que admiro un montón desde Broadchurch) que es bisexual.

Como decía, el eje central de la serie es la historia entre Charlie y Nick, sí, pero también habla de la amistad, del miedo a los cambios, de la soledad, del acoso, de la homofobia, del descubrimiento de uno mismo, en una etapa, la adolescencia, donde todo es muy intenso e importante y que, a veces, nos marca de por vida. Heartstopper es, además, visualmente bonita y cálida, con escenas cuquis y animaciones sacadas del cómic en momentos clave. Porque esa es otra cualidad a destacar: las viñetas parecen tomar movimiento y la adaptación es espectacular. Cada detalle está muy cuidado y el amor invertido en hacer esta serie es casi palpable.

Me voy a arriesgar: yo creo que Heartstopper es la serie más mona que he visto nunca, esas feelgood que te dejan una sonrisa ridícula en la cara y el corazón calentito. Da un mensaje positivo, de esperanza, de normalizar algo que, en 2022 (¡2022, gente!), debería ser normal y natural porque es normal y natural. 

¿Para cuándo la segunda temporada? ¡Por favor!

Puntuación: 4 de 5.

Publicado por Cintia Fernández

Leo, escribo, corrijo. Y vuelta a empezar.

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