Nada hay más espeluznante que el terror real. Palpable. El horror absurdo y desquiciado. A lo largo de más de una hora de película, Kathryn Bigelow logra infundir al espectador ese pánico. Las revueltas sociales que estallaron en varias ciudades norteamericanas en aquel largo y cálido verano de 1967 se ven fielmente reflejadas en Detroit,Sigue leyendo «Detroit»
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