En otra vida, el pequeño Pepe primero quiso ser piloto y luego marinero. Disfrutaba de veranos infinitos en compañía de sus hermanos con los que jugaba a indios y vaqueros en la terraza de una casa impregnada de olores, sonidos y luces. Una vivienda de clase media de la colonia Roma, en el DF, con una poderosa presencia matriarcal. [Leer +]