En las frías noches de temporal, los marineros rudos beben y maldicen entre dientes. Después ríen, cantan y lloran. Amarrados en tierra levan, entre trago y trago, sus anclas imaginarias y consiguen llegar allá donde se proponen. Lanzándose a conquistar el Nuevo Mundo, a doblar el Cabo de Buena Esperanza o, de cabeza, al fondo de losSigue leyendo «Glen Hansard – Solo Tour»
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