Border (Gräns)

Gräns

GränsPaseándose por la fina línea que separa el cuento de hadas del terror sobrenatural, Gräns (Frontera), la nueva cinta del estimulante realizador sueco-iraní Ali Abbasi (Shelley), retoma parte de los temas de su carta de presentación fílmica, aunque en esta ocasión se muestra menos críptico pero sin perder un ápice de su magnetismo cinematográfico. Película de compleja lectura, que aborda infinidad de asuntos trascendentes, pero que parece querer responder en último término a una de las cuestiones capitales que nos persigue desde el principio de los tiempos: ¿estamos determinados por nuestra naturaleza? Construida como si de una investigación policial se tratara, la película es un prodigio de originalidad a la hora de presentar a la pareja protagonista Tina (Eva Melander) y Vore (Eero Milonoff). Dos outsiders incapaces de encajar en un mundo repleto de convencionalismos y al tiempo en el que las apariencias cobran más importancia que la esencia. Vidas vacías, existencias desconectadas de la realidad, la necesidad de retornar al origen para reencontrarnos a nosotros mismos; pero también xenofobia, nazismo, limpieza étnica, bebes robados y toda una suerte de plagas modernas que asuelan a la Europa contemporánea.

Abbasi apuesta por el enfoque naturalista que deviene en último término en un determinismo antropológico. Estos y otros conceptos alegóricos se deslizan hasta adquirir naturaleza corpórea para sorprender y atrapar al espectador. Un público sacudido por la sucesión de acontecimientos inesperados que llevan en el segundo acto la película de un género a otro rompiendo las barreras (otra posible interpretación del título) entre ellos. Apoyándose en unos sobresalientes efectos visuales, Abbasi consigue bordear una y otra vez el más difícil todavía argumental sin miedo al ridículo. En su contra juega que Gräns demande constantemente atención del espectador o se corre el riesgo de desengancharse de una historia repleta de matices y muy rica en temáticas. El realizador se lo juega todo en el último acto de la película y es aquí —y ante tal proliferación de géneros, lecturas, alegorías, etc.— cuando el resultado final acaba por resentirse. Inolvidable la poderosa interpretación de una irreconocible Eva Melander, capaz de sostener por sí sola todo el peso dramático del filme.

Border se proyectó en el teatro Calderón en la segunda jornada de la 63ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) y cosechó tímidos aplausos al término de la proyección. Antes del pase del filme se proyectó el cortometraje Cadavre exquis, de Stéphanie Lansaque y François Leroy. Correcto, aunque mil veces visto, trabajo de animación a ritmo de blues vietnamita.