El mapa de las pequeñas cosas perfectas

El mapa de las pequeñas cosas perfectas
El mapa de las pequeñas cosas perfectas
★★★★☆

El mapa de las pequeñas cosas perfectas encaja en ese grupo de pelis poco conocidas, que un día descubres por casualidad y piensas: «¿¿Por qué nadie me había hablado de ella??». Pues aquí estoy yo para hablarte de ella. La película está basada en un relato corto de Lev Grossman (quien también se encarga de escribir el guion), recogido en la antología Días de sol, noches de verano (si tienes curiosidad, en mi blog he publicado una reseña). Y este es uno de esos pocos casos en que la adaptación brilla más que la historia original. Que, ojo, el relato está muy bien, pero la película aún mejor. Vale, vale, vale, ¿pero de qué va? El mapa de las pequeñas cosas perfectas cuenta la historia de Mark (Kyle Allen) y Margaret (Kathryn Newton), dos adolescentes atrapados en un bucle temporal. Cada mañana, cuando se levantan, vuelve a ser el mismo día. La diferencia entre los chavales es que cada uno adopta una perspectiva distinta para vivir en esta repetición constante. Juntos, se proponen encontrar todos los detalles perfectos que mejoran ese día y, también, una manera de salir del bucle.

La química entre Kyle Allen (American Horror Story) y Kathryn Newton (The Society) es una de las grandes bazas de la adaptación. Y es que, la relación entre sus personajes y la dinámica que se establece entre ellos son la película. Ambos actores transmiten una luminosidad presente en todo el metraje, gracias también a la fotografía de Andrew Wehde, que consigue unas escenas coloridas y alegres, en línea con el tono optimista de la cinta.

Pero no todo son unicornios y piruletas; una de las subtramas es de corte dramático (para darle algo de chicha a la historia y justificar decisiones y comportamientos), y, aun así, se aborda desde una perspectiva optimista: es necesario aceptar las cosas, afrontarlas, y seguir adelante. Madurar, también. Que no te engañen: venden la peli como una historia de amor adolescente, y sí, vale, es una historia de amor, pero para mí es, sobre todo, de aceptación. De miedo a crecer. De superación y madurez. Y, claro, de bucles temporales. 

Pero, aunque esa anomalía temporal es el punto de partida y la razón en sí de la película, en realidad es una excusa, un escenario más, el vehículo para desarrollar y contar la historia, transmitir un mensaje. Así que, si buscas una peli de ciencia ficción al uso, siento decirte que quizá te lleves un chasco. En tiempos de pandemia y confinamiento, donde muchos días parecen iguales a los anteriores, El mapa de las pequeñas cosas perfectas puede ayudarnos a recordar todos esos detalles, instantes, palabras, gestos del día a día que a veces nos pasan desapercibidos pero que nos harán, al menos un poquito, más felices: desde nuestra canción favorita sonando en la radio, la amabilidad del panadero, el mensaje que recibiste de una amiga, hasta el paseo con tu perro, el ratito leyendo al sol o… esa escena que te estrujó el corazón de tu peli preferida.

Puntuación: 4 de 5.

Publicado por Cintia Fernández

Leo, escribo, corrijo. Y vuelta a empezar.