
La serie Tú no eres especial, de Netflix, ha sido toda una (agradable) sorpresa. No había oído hablar de ella, no tenía claro de qué iba y no sabía qué iba a encontrarme. Ya te digo desde ya que es chulísima, muy divertida, real, amable, con unos personajazos tan naturales como muy pocas veces he visto. ¿Y de qué va? Pues de Amaia (Dèlia Brufau), una adolescente catalana que se muda al pueblo de su madre con ella y con su hermana. Es la nueva del insti, pasa de vivir en Barcelona a un sitio pequeño, no conoce a nadie… Además, pronto empieza a circular el rumor de que ha heredado los dones mágicos de su abuela, la bruja (muy querida) del pueblo, y, ni corta ni perezosa, empieza a preparar brebajes y rituales (amarres) para sus compañeros a cambio de un módico precio.
Al final, todo el tema de la abuela bruja y los hechizos quedan en un segundo plano. Sirve de hilo conductor para unir las tramas, pero no cobra tanta importancia como parece en el tráiler. Y la verdad, mucho mejor así, porque lo importante de Tú no eres especial es la naturalidad de los chavales, las relaciones entre ellos, el grupo de amigos.
Es que, SIN DUDA, lo mejor de la serie es ese grupillo: Amaia, Javi (Oskar de la Fuente), Lucía (Ainara Pérez) y Zhao (Jaime Wang). O, como dice Zhao: el chino, la gordi, el marica y la nueva. Son LO MÁS. La naturalidad de sus actuaciones, el lenguaje que utilizan, sus preocupaciones, la forma de comportarse… se sienten muy reales, como si estuviese viendo por un agujerito a un grupo de adolescentes cualquiera.
La relación de Amaia con su hermana, Ona, es otra de las joyas de Tú no eres especial. Una vez más, la manera en la que se hablan y se tratan es muy real. Hay varias escenas muy buenas e importantes en relación al pelo de Ona, a su color de piel y a la homofobia en el pueblo. La serie es juvenil, sí, pero también trata temas importantes desde un punto de vista amable y realista, sin dramas innecesarios.
Parte de su frescura y su divertido visionado se debe a otra de mis cosas favoritísimas: la voz en off de la propia Amaia, que, cual Pepito Grillo, va comentando las cosas que le ocurren y aconsejándose a sí misma (aunque pocas veces se haga caso). Muy muy graciosa e ingeniosa.
Otro elemento importante de la serie, como si fuese un personaje más, es el propio pueblo y su ambientación (para aplaudir). La historia se desarrolla en Salabarria, un enclave inventado de Navarra que está basado en las localidades de Leitza y, sobre todo, Lekunberri (en el centro del valle de Larraún). Según he leído, esta localización no es casual: la creadora de Tú no eres especial, Estíbaliz Burgaleta
(coordinadora de guion en otra serie juvenil como Skam España), y varios responsables de su productora, Oria Films, son navarros. Así, los montes y los bosques, el verde intenso del campo, las costumbres y el euskera son recurrentes en muchas de las escenas.
La banda sonora es, además, muy guay y supervariada: desde Taylor Swift, Rauw Alejandro o Miss Caffeina, hasta Atticus Ross, La La Love You o grupos euskaldunes como Skakeitan o Berri Txarrak. Sus canciones y melodías acompañan estos seis capitulines de 30 minutos cada uno, ligeros, que se ven en nada. Ojalá tenga una segunda temporada, porque, aunque Amaia asegura que su vida es una mierda (palabras textuales), la serie es una pequeña maravilla.